Javier Milei atraviesa las horas más críticas de su gestión. Con un Gobierno cercado por múltiples frentes de conflicto, el Presidente tomó una decisión que suele evitar: suspender sus viajes. Primero dejó de lado su visita a Chile por motivos personales y luego canceló su participación en España, donde recibiría un premio.

La versión oficial de Casa Rosada señala que el motivo principal es la tragedia ocurrida en Bahía Blanca, que lo obligó a involucrarse tras la presión del gobernador Axel Kicillof y el pronunciamiento de Cristina Fernández de Kirchner. Sin margen para eludir el impacto político de su ausencia, terminó ordenando asistencia estatal y enviando recursos a los damnificados.

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Sin embargo, el trasfondo de la decisión es más amplio. La crisis social y económica escaló a niveles alarmantes y la tensión en las calles preocupa al Gobierno. En ese contexto, en el oficialismo reconocen que "Milei ya no tiene margen". El Presidente, lejos de retroceder, apuesta a redoblar la apuesta ante las manifestaciones que se avecinan. “Están buscando un muerto. Ya lo sabemos. Pero vamos a ser más fuertes en los operativos”, advierten en su entorno. La próxima prueba será la marcha de jubilados, donde se espera una mayor concurrencia y una nueva exhibición de fuerzas.

En el centro de la escena aparece Patricia Bullrich, quien ya demostró que está dispuesta a tomar el control del Gobierno en materia de seguridad. La ministra se convirtió en la pieza clave del oficialismo y los libertarios miran con desconfianza su crecimiento. Su ambición presidencial para 2027 es un secreto a voces y en La Libertad Avanza temen que repita su historial de rupturas con los espacios políticos que integró en los últimos 40 años. “Como mucho, será la compañera de Milei en la fórmula para la reelección”, intentan desestimar en su entorno.

Bullrich, rodeada de funcionarios sin experiencia como los hermanos Milei y Santiago Caputo, ya encontró su bandera: endurecer la represión y justificarla. El Gobierno apuesta a diferenciarse de la gestión de Mauricio Macri y, ante las comparaciones con la reforma previsional de 2017, rechaza cualquier paralelismo. "Nosotros no somos ni vamos a ser tibios como lo fue Macri. Él dejaba que le peguen a la policía, nosotros no. Fue un tibio y nosotros no vamos a hacer lo mismo", afirmó un funcionario libertario.

Pero en la disputa de poder no solo juega Bullrich. Victoria Villarruel también se mueve y genera tensión en el oficialismo. La vicepresidenta apunta contra todos: Milei, Bullrich y el círculo cercano del Presidente. Desde Casa Rosada, los sectores alineados con Caputo salieron rápidamente a marcarle la cancha. En la línea de sucesión presidencial, Villarruel es observada de cerca por los distintos sectores del poder, y ella lo sabe.

En medio del temblor, Mauricio Macri decidió desmarcarse de Villarruel y respaldar al Gobierno, en un intento por resguardar su propio legado y evitar que el libertarismo gire en su contra. Mientras tanto, en la Casa Rosada hay una certeza: un muerto en una marcha podría marcar el principio del fin. Milei lo sabe, pero apuesta al choque.