La tradicional movilización de jubilados de cada miércoles frente al Congreso terminó una vez más con represión, heridos y detenidos. En un operativo que duplicaba en número a los manifestantes, efectivos de la Policía Federal y Gendarmería avanzaron con escudos, bastones y gases lacrimógenos contra la protesta pacífica que reclamaba la restitución del 100% de los descuentos en medicamentos del PAMI, la prórroga de la moratoria jubilatoria —que el Gobierno pretende eliminar en marzo— y la recomposición de los haberes.

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“¡Que todo el mundo escuche y entienda bien! ¡Es un gobierno dictatorial! ¡Este gobierno no da más!”, exclamó un jubilado con los ojos rojos tras ser afectado por los gases del operativo antipiquetes implementado por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.

La movilización, convocada por el Plenario de Trabajadores Jubilados, la Unión de Trabajadores Jubilados en Lucha (UTJEL), el Polo Obrero, la CTA y otros sindicatos y organizaciones de izquierda, había acordado con la Policía realizar una ronda en la Plaza del Congreso y bajar a la calle respetando los semáforos en Callao y Rivadavia. Sin embargo, el operativo de seguridad avanzó con represión.

“A pesar de que hemos tenido jubilados heridos por los gases, porque tiran a la cara y hace mucho daño a los ojos, y de que una compañera jubilada tuvo que ser trasladada en ambulancia la semana pasada, no vamos a bajar la guardia”, aseguró Ana Valverde, dirigente de UTJEL.

Desde agosto pasado, cuando el presidente Javier Milei anticipó que vetaría la Ley de Movilidad Jubilatoria, las protestas de jubilados han sido reprimidas de manera recurrente. La decisión de bloquear la actualización de los haberes se sostuvo en septiembre con los votos del PRO, parte de la UCR y otros legisladores alineados con los gobernadores provinciales.