San Lorenzo concluyó una de las temporadas más difíciles de su historia reciente con una nueva derrota, esta vez frente a Tigre, que se impuso con un gol de Martín Garay a los 28 minutos del segundo tiempo. En el cierre de la Liga Profesional 2024, el equipo dirigido por Rubén Darío Insúa quedó en el puesto 24 con apenas 29 puntos y un promedio que preocupa de cara al próximo año.

La jornada comenzó con incidentes en la previa del partido, cuando socios y socias del club lograron suspender la asamblea para votar el balance 2023/24, programada en el Polideportivo Lorena Alloni. Las tensiones se trasladaron al estadio, donde el equipo fue recibido con silbidos e insultos por parte de los hinchas, reflejo del enojo por el mal presente.

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En el campo de juego, San Lorenzo mostró un rendimiento apagado y carente de ideas. Durante la primera mitad, el equipo no logró generar peligro y cedió la iniciativa a Tigre, que tampoco supo capitalizar esa ventaja. El partido se desequilibró tras la expulsión de Gonzalo Luján a los 19 minutos del segundo tiempo. La intervención del VAR agravó la sanción, cambiando una segunda amarilla por una roja directa, decisión que descolocó tanto al jugador como a sus compañeros.

Con un jugador más, Tigre aprovechó la superioridad numérica y marcó el único gol del encuentro. Gonzalo Maroni envió un centro preciso que Martín Garay conectó de manera contundente para vencer al debutante arquero azulgrana, Orlando Gill, el cuarto guardameta utilizado por el club en el año, un hecho que no ocurría desde hace casi cuatro décadas.

El Ciclón, lejos de reaccionar, quedó a merced de su rival y terminó el encuentro sin opciones claras de igualar el marcador. Por momentos, los jugadores parecieron más preocupados por protestar decisiones arbitrales que por buscar el empate, lo que desató aún más la furia de los hinchas.

El pitazo final marcó no solo la derrota, sino también un nuevo episodio de conflicto en las tribunas, con hinchas que se acercaron al alambrado de la Platea Norte para expresar su repudio a la dirigencia. Bajo el grito de “que se vayan todos” y en medio de un fuerte operativo policial, los ánimos volvieron a caldearse en lo que ya es una constante en el Nuevo Gasómetro.

Tigre, por su parte, cerró el torneo en la 17ª posición con 34 puntos, mientras que en la tabla anual finalizó 27º con 39 unidades, lejos del descenso suspendido para esta temporada.

Para San Lorenzo, el cierre del campeonato dejó más preguntas que respuestas. Un año que comenzó con ilusiones de pelear por un título terminó en un preocupante 24º puesto y una crisis institucional que promete seguir marcando el rumbo del club.