El Congreso vivió este martes una jornada marcada por fracasos legislativos, ausencias estratégicas y acusaciones cruzadas. La sesión para rechazar el DNU 846, que permite al ministro de Economía, Luis Caputo, refinanciar deuda sin pasar por el Congreso, se desplomó por falta de quórum. Solo 119 diputados, entre oficialistas, opositores críticos y aliados ocasionales, se sentaron en sus bancas, quedándose cortos por diez presencias.

Entre los ausentes, destacaron figuras de bloques opositores que responden a gobernadores, quienes, según fuentes internas, optaron por alinearse con el Gobierno en medio de negociaciones que incluyen el Presupuesto 2025. Mientras tanto, el temor al impacto político de Javier Milei se consolidó como un factor clave.

"Ellos negocian uno a uno con el Gobierno y después miran las encuestas. Milei mide bien, y tienen miedo de que los insulte si le llevan la contraria", expresó un dirigente de Encuentro Federal. Desde el peronismo, la frustración era evidente: "Son los gobernadores más miedosos que tuvimos. Están obsesionados con que Milei tiene buena imagen en sus provincias", criticó una importante figura de Unión por la Patria.

El clima en el recinto fue tenso. Diputadas peronistas se burlaron de la libertaria Lourdes Arrieta, quien había bajado al recinto para dar quórum en soledad. "Dale, sentate un ratito", le gritaban con ironía. A su vez, Martín Menem, presidente de la Cámara, cerró la sesión entre bromas: "Cumplo el tiempo reglamentario, para que después no me digan Colapinto".

El radicalismo tampoco pudo avanzar en su intento por limitar el poder de los sindicatos. La reforma sindical impulsada por Martín Tetaz, que buscaba eliminar la reelección indefinida de secretarios generales, tampoco reunió los votos necesarios. Sin dictamen previo y con la oposición de la izquierda y el peronismo, el proyecto quedó trabado.

Desde el bloque oficialista, Germán Martínez no dudó en apuntar contra Milei: "Alguien que llama ‘ratas’ a los diputados y senadores, es fascista". Mientras, el radical Rodrigo de Loredo acusó al Gobierno de pactar con la CGT para bloquear la sesión: "Es evidente, basta ver el juego de sillas".

El trasfondo de las sesiones frustradas parece claro: el Presupuesto 2025 es la nueva moneda de negociación en el tablero político. Aunque su inclusión en extraordinarias es solo una posibilidad, los gobernadores prefirieron no arriesgarse. La oposición, dividida y desgastada, enfrenta el desafío de sostener una estrategia común en un Congreso donde las alianzas son cada vez más volátiles.

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