RINCóN LITERARIO
4 de agosto de 2024
El alma del museo
Es la pintura más famosa del mundo. La joya más preciada del Museo del Louvre. Un auténtico fenómeno de convocatoria masiva, y Rosario Vilches le dio voz a la mismísima Gioconda. Que nos sonríe inalterable protegida tras los cristales.
El alma del museo
Yo soy la Mona Lisa. Sí, la famosa. Súper famosa. Estoy en un lugar preferencial del museo más importante del mundo. Y me ven 20 mil personas por día. Evidentemente soy la más hermosa del museo. Lo más gracioso es que cuando se paran delante de mí, uno que otro dice “─Al final, no es tan linda”, o “─Pero es muy chiquita”, y demás cosas. Bueno. Yo no hablo ni tengo un cartel que diga “Vengan a verme”. Vienen porque quieren. O sea, que los humanos son así, cuando logran su objetivo, luego lo desmerecen. Es genial. Y eso que hay muchos cuadros de mujeres en el museo. Y hay muchas desnudas. Desnudas de atrás y de adelante. Más gordas y más delgadas. Angelicales. Endemoniadas. Buenas y castas. Provocativas. Yo estoy sentadita, con media sonrisa (ni siquiera muestro los dientes) y vestida. Sin maquillaje. Pero soy la más visitada. ¿Entonces?
Ya desde que Leonardo me pintó, algo pasó, porque nunca le dio el cuadro a mi marido. ¿Sería el paisaje de atrás? ¿Mi expresión? Nunca lo supe. Él me miraba con ternura y se sintió satisfecho de su obra, pero no imaginé que sería para tanto. Fui a parar a la corte de un Emperador. Estuve en la alcoba de otro que era un petiso mandón. Me pusieron en un lugar especial en el Museo. Me robaron. Anduve un largo tiempo escondida y la búsqueda fue por poco una razón de Estado. Me recuperaron. De nuevo. Súper custodiada. Ahora tengo unos cristales que me protegen de la luz, los flashes de las cámaras y el desgaste de los años. ¡Ya tengo más de 500! Y siguen viniendo a verme. Y aunque critican, cuando se van del museo y pasan por el local de venta del Louvre, la mitad de los regalitos son: espejitos de mí, monederos de mí, cuadernos de mí, señaladores con mis ojos, otros con mi boca, y son reconocibles…así que yo soy muy importante.
Detrás de mi figura, en el cuadro, a la derecha hay un paisaje y a la izquierda otro. ¡Las teorías que se han hecho! A Leonardo se le antojó así. Sin teorías. Soy yo. Quietita, con las manos en el regazo. Simple. Quizá demasiado simple.
A veces llegan personas que no me critican. Hace poco vino una mujer que me dijo emocionada: ─ ¡Hola! ¡Por fin nos encontramos! Me hubiera gustado hablar. Pero no. Sólo soy un cuadro.
Rosario Vilches
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