Mientras perdemos soberanía, el Presidente, enfundado en ropa de batalla, acompaña a la Generala Americana a Tierra del Fuego. Bandera yankee, bandera argentina y una sumisión que trasciende cualquier tipo de alianza estratégica o ideológica propia del hombre, no de un país.

Abiertas las importaciones, las PYMES empiezan a reducir personal, los servicios en aumentos imposibles de pagar para la demanda magra en ventas. La sociedad aún quiere creer que vendrá la buena época, pero primero habrá que sufrir, aguantar el hambre, los despidos, sueldos miserables que presumen desde los medios que son merecidos por pertenecer a una supuesta casta que no se entiende bien quién está adentro y por qué.

Los derechos humanos no son negociables en una sociedad democrática, las leyes están para cumplirlas, entre las cuales existe el de la protesta. Aquí en Italia, Francia, Chile o EEUU, las manifestaciones sociales son un derecho, entonces, ¿por qué vemos con total normalidad a la fuerza policial desplegada cortando calles y reprimiendo maestros, jubilados y trabajadores? ¿Dónde está la justicia? ¿Con qué vara se miden los despidos si no se estipula la causa?

Se vacía un Estado de trabajadores cumpliendo tareas hace 10, 20 y más años con un mail que no menciona causa alguna ni es dirigido a la persona sino un modelo que sirve para la ocasión a miles, sin dejar de mencionar quienes padecen la humillación de ser echados por altavoz.

Donde hay una necesidad no esta la derecha en estos tiempos, si hay una epidemia de Dengue te mata el mosquito, porque el estado ausente no te dará ningún tipo de solución; que se muera el que tenga que morir, así de cruel, así de real, así de infame. Sí, señores, en la Argentina de Milei te mata un mosquito o puedes elegir morir de hambre o reprimido.

El estado ordena, regula, garantiza la igualdad entre sus habitantes; sin estado, hay barbarie. Pero siempre hay un pero: funcionarios se van y nuevos entran con sueldos millonarios, sin ninguna expertise en gestión, muchos salidos de empresas multinacionales, sin la menor empatía en el trato con la función.

¿Cuál sería la tarea de un presidente ajeno a la realidad que gestiona (no gobierna) por redes, amparado en un número en un excel con encuestas muchas veces pagadas para quien las solicita el diario de Yrigoyen de hoy?

Hago de nuevo la pregunta: ¿cuál sería la tarea del Presidente Milei? si los precios de los alimentos no bajan, los sueldos no alcanzan, los derechos no existen, la libertad (carajo) no sería tal ni la de prensa ni la de los ciudadanos.

Cuando insulta a otros mandatarios al punto de romper todo tipo de relación, ¿dónde estaría la política de reciprocidad entre países? ¿Algún otro Presidente en el mundo manifiesta insultos y descalificaciones a otro par porque sí? ¿Porque tiene ganas? ¿Porque lo piensa en su casa y lo repite ante el mundo? ¿Qué significa denostar a los Gobernadores? ¿Un acto adolescente de medirse? ¿O la creencia Napoleónica de que se hace lo que yo digo o rompo con el status quo?

Las provincias envían la recaudación a la Nación y esta luego la reparte para la gobernabilidad; no se la queda. Los diputados, senadores, gobernadores e intendentes también fueron electos por ciudadanos, ¿por qué no deberían defenderlos ante tal saqueo del gobierno Nacional? Son muchas preguntas desde el asombro ante un momento esquizofrénico donde no hay reglas. Tal vez las preguntas ayuden al lector a desasnarse cuál es la mirada del mundo para con nosotros y la propia también para con nosotros.

Carla Echichure Castro