SOCIAL
22 de octubre de 2024
Estados alterados
"Ha muerto Ginés", decían los titulares y las pantallas de televisión. De inmediato, se multiplicaban por miles los mensajes de despedida, cargados de tristeza. Tenía 79 años. Fue un destacado médico cirujano y político argentino.
Entre sus logros más sobresalientes:
- Plan Remediar: Lanzó este programa para garantizar el acceso gratuito a medicamentos ambulatorios para la población por debajo de la línea de pobreza.
- Reducción de mortalidad infantil: Durante su gestión, la tasa de mortalidad infantil bajó a 13,3 por mil, el índice más bajo en las últimas décadas.
- Plan Sumar: Implementó este plan para dar cobertura a más de 18 millones de adolescentes, embarazadas, mujeres y hombres de hasta 64 años en todo el país.
- Ley de parto humanizado: Impulsó esta ley que busca priorizar el parto natural sobre las prácticas invasivas.
- Ley de genéricos: Promovió el uso de medicamentos por su nombre genérico, lo que permite a los beneficiarios elegir entre diferentes marcas comerciales existentes.
Contribuyó como ministro en la pandemia, asegurando que cada argentino tuviera atención, respiradores, oxígeno y las vacunas necesarias. A propósito de las vacunas, fue procesado por el caso conocido como "Vacunatorio VIP", donde aún no queda claro ni cuántos ni quiénes fueron los “beneficiarios”. Si todos estaban por encima de los 70 años (edad de riesgo), lo que sí parece clarísimo, al menos para quien suscribe, es la operación orquestada. Entre los 10 que concurrieron, estaba el periodista Horacio “Perro” Verbitsky, quien casi ingenuamente, alegremente, contó que fue uno de ellos.
Periodista citado varias veces por su supuesta colaboración desde Montoneros con los militares, marcando compañeros, aunque nunca se comprobó. Verbitsky, quien siempre tiene información cuasi comprometida y teñida de operaciones, no es más que un emblema; para algunos, un traidor, para otros, un informante.
En ese entonces, el presidente Fernández le pidió la renuncia a Ginés, a mi entender, uno de los primeros errores de su gobierno.
En tiempos donde la violencia abunda, Milei, ya un clásico, publicó una despedida que luego verbalizó, de las más nefastas, cobardes y repugnantes que mis ojos han leído: "Murió un hijo de puta", seguido de otras barbaridades más.
Todo muy normal. Ningún periodista se ruborizó ante la situación, y tímidamente algunos dirigentes contestaron.
Solo horas después, una avalancha de publicaciones en X, cientos por minuto. En la madrugada, sin descanso, el hombre que conduce los destinos del país no frena con su ansiedad violenta.
En ese estado, frente a un periodista a su medida y con toda la oscuridad que amerita su imagen, el domingo brindó una entrevista a uno de sus medios amigos. Durante el transcurso de la charla, fue exacerbando su temperamento, descontrolando los gestos de su cara, tensando sus manos y elevando su voz, señalando a periodistas de este mismo medio y dejando al interlocutor sin preguntas.
¿Sin preguntas? Estilos...
En medio de la nota, ya alterado, el mandatario dijo textualmente: “Me gustaría meterle el último clavo al cajón del kirchnerismo, con Cristina adentro”.
La escalada de virulencia, odio y desatinos verbales que incitan a otros hechos, como el atentado magnicida contra la propia CFK, se alimentan cuando desde arriba se permite todo.
Los mismos de siempre salieron a tratar de detener la locomotora descontrolada con excusas inadmisibles.
Dirigentes de varios sectores manifestaron un total repudio ante este hombre desbocado, sin el más mínimo respeto por la investidura.
Como dijo el ex presidente Macri: "Este es un proyecto destructivo", con un hombre de una "psicología especial".
La falta de debate en un momento así es un absurdo. Estar sometidos a tonalidades de disconformidad ante una interna partidaria es insensato.
Estamos frente a una amenaza democrática que crece junto al veto, el hambre, la pobreza y la destrucción de las instituciones.
¿Es Argentina hoy un país habitable? Ante un gobierno autoritario que prioriza asados mientras apoya leyes que siempre son en contra del pueblo y sus derechos, necesitamos un marco de racionalidad. O una mínima chispa podría desencadenar algo incontrolable.
Carla Echichure Castro
Seguinos