Marzo ha resultado ser un mes de turbulencias para el Ministro de Economía, Luis Caputo, como era de esperar. Además del descontento presidencial por su incapacidad para obtener dólares, tanto del FMI como de los exportadores agropecuarios que se niegan a liquidar divisas, se suma ahora una batalla casi perdida contra los formadores de precios, que continuará impactando en los niveles de inflación.

En las últimas horas, en medio de los intentos gubernamentales por proyectar una desaceleración inflacionaria, Caputo se vio obligado a implorar a los formadores de precios que no implementaran aumentos de dos dígitos, al tiempo que les solicitaba mantener en secreto estos acuerdos. Esta situación revela cómo las empresas de consumo masivo no solo tienen el control de la situación y aprovechan la liberalización de precios para remarcar, sino que también indica que las empresas perciben que el dólar está subvaluado y que una devaluación es "inminente".

Recientemente, la empresa mexicana propietaria de Bimbo y Fargo, que tiene más del 80% de la cuota de mercado de panificados, envió a los supermercados listas con aumentos del 15% en toda su gama de productos. Desde enero de 2023 hasta la fecha, han aumentado los precios en un 700%. Ante estas cifras, Caputo, cuya experiencia no radica en economía doméstica y políticas para el consumidor, reaccionó con indignación. Sin embargo, comprendió que estaba en una posición débil y trató de contener la situación.  El ministro se reunió con la empresa y les pidió que, en lugar de un aumento del 15%, lo limitaran al 9%. La empresa ganó: con ese 9%, el aumento acumulado desde diciembre hasta la fecha es del 104%, más del doble de la inflación en el mismo período.

La situación es similar con otras empresas, como SC Johnson, que ha incrementado los precios de sus productos en un 1000% desde enero de 2023. Estas empresas están demostrando al ministro y al presidente que la liberalización de precios no conduce a una competencia real, sino que permite a las empresas llevar a cabo aumentos según su voluntad.

La tensión en el frente cambiario también afecta la posición de Caputo. El Banco Central, después de varias jornadas compradoras, comenzó esta semana a vender. Además, en abril enfrenta pagos por importaciones que ascienden a 4000 millones de dólares, lo que lo dejaría en déficit si el ministro no logra obtener fondos adicionales.

El enviado del FMI, Rodrigo Valdéz, ha advertido a Caputo que el organismo no proporcionará más fondos a Argentina si el gobierno no puede garantizar un ajuste que contenga la protesta social. Esta negativa a recibir divisas en diversos frentes dificulta el deseo presidencial de levantar el control de cambio y comenzar una recuperación económica, todo ello en medio de una recesión aparentemente interminable.

Internamente, Caputo está siendo cuestionado. Algunos lo consideran responsable de no obtener los dólares necesarios, y desde el entorno de Federico Sturzenegger, asesor sin cartera, se critica en silencio al ex banquero. Sturzenegger se postula diariamente para el cargo de ministro de Economía en reuniones con empresarios y líderes políticos, y no está de acuerdo con muchos de los lineamientos de Caputo.

Aunque Caputo cuenta con el respaldo de Milei por ahora, no puede ignorar las señales de que su posición está en riesgo si no logra resultados concretos rápidamente.

Fuente: pagina12.com.ar