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9 de octubre de 2022

Las Mariposas sobre Malena

Aquella forma que los griegos llamaron écfrasis, esto es: la representación verbal de una imagen visual, como lo hizo Homero hace 2500 años en La Ilíada con su larga descripción del escudo de Aquiles, o en nuestros días la premiada escritora uruguaya Cristina Peri Rossi en Las musas inquietantes, con cuadros reales, Florencia Mendoza escribe sobre un cuadro de Corín Luna, disparando, a partir de la mirada, la historia imaginaria de la desconocida mujer del cuadro.

 

Las Mariposas sobre Malena

 

Malena esquiva la mirada porque presiente que él quiere hablarle. Gira para que no la descubra conteniendo el llanto. Al cerrar los ojos suspira y en ese instante, al soltar el aire su cuerpo se relaja y se acomoda como si quisiera dejar entrar, aún más, la aceptación del dolor, para que quepa cómodo y ella no sufra, aunque sufre, pero sin tanta desesperación. Él parece leer su lenguaje corporal y queda en silencio. Malena, de espaldas, abre el cajón y toma el chal colorado de manchas anaranjadas que había sido de su madre.

Algunos años atrás lo había encontrado dentro de un baúl, de esos donde se guardan recuerdos, en la casa de su padre. En ese entonces pensaba que nunca lo iba a usar, que habría de guardarlo como lo había hecho él.

Ese chal de tela sedosa y brillante podía usarse de tantas maneras: como chalina, como un pañuelo, un hijab o hasta un turbante. Pero su mamá generalmente solía usarlo como chal.

Ahora Malena piensa que va a usarlo como un turbante, radiante y sobresaliente, que ocultará cualquier evidencia.

El día irradia de luz y traspasa su ventana. Malena, con mucha calma, comienza a armar el turbante sobre su cabeza. Sabe que con él ornamenta su dolor. Aunque también lo usa de escudo. Un escudo con la fuerza entrañable de una madre.

Mira las mariposas que entraron por la ventana, tras la conversación fallida. Llaman su atención y con el resplandor solar cubriéndole la espalda, se relaja y reflexiona.

Nota que por dentro todo se le muere y sin embargo la incidencia del sol la hace sentir más viva que nunca. Nota la presencia de su madre en ese chal, que ahora solo sería turbante. Nota la fugacidad de las mariposas.

Entre todo eso que nota, Malena comienza a sospechar que continuar no es una cuestión de permanencia constante en las formas. Tal vez la fuerza de la resistencia solo sea de la materia, pero no de la esencia. Vuelve a observar el turbante, las mariposas, la luz del sol, y se dice por dentro: ─ La fuerza de la esencia es trascender.

                                                                                                          

FLORENCIA MENDOZA

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