Porque estuve en los conciertos de las chicharra, en los coros de sapos y ranas en los charcos, en los campos con muchos esteros, donde mariposas de distintos colores vuelan mezclándose entre sí, formando una mágica postal de mi tierra Chaqueña, porque vengo de los juncos y camalotes, de las lechiguanas y camoatíes, de culebras, de yararás, de coral, de la campanilla o cascabel, de iguanas en las siestas. 

Porque anduve en los montes tupidos tratando de encontrar algún tatú o alguna mulita para llevar algo de carne y así poder calmar el sustento en la casa, aunque a veces solo me cruzaba con algún Mataco que de nada me servía, pero seguía caminando y muy bien acompañado con el canto de una calandria que competía con el cardenal, boyero, chioro, reina Mora, tordos, brasita del fuego, canarios, Cachilitos que entre todos alegraban siempre el silencio de los espesos montes. 

Porque fui testigo de puestas de sol pintando de rojo todo el oeste chaqueño, porque en las tardecitas escuchaba el triste canto  del crespín, el del pacaá, el silbido  de las martinetas y a lo lejos se oía al ñacurutú, también más de noche solía escuchar el llanto de  la vieja del monte. Y el clásico sapucai de los changos  que se hacían eco en los montes.  

Yo soy del lugar donde la sangre gringa se mezcla con la de los aborígenes y la de los criollos, y todos se funden en un solo sentimiento,  el amor por nuestro Chaco, tierra de algodón, ese manto blanco que promete riquezas, tierra del maíz, sorgo y ganados, tierra del carbón, de ladrilleros trabajos muy sacrificados, tierra de bellas mujeres, de guapos hombres, de niños con mucha ternura, de miradas llenas de picardías, de sonrisas un poco tímidas llenas de inocencia. 

Ese lugar es mi querida provincia  del Chaco a la que quiero y extraño tanto, ahí está mi ciudad natal Villa Ángela, la más hermosa del sudoeste chaqueño, de ahí soy yo, de esos lugares vengo, esa es mi tierra, en ese lugar están mis raíces, ahí quedó mi niñez, mi adolescencia, mis vivencias de juventud, por eso siempre la llevo conmigo y está bien prendida en mi piel y mi corazón siempre repite su nombre, Chaco no sabes cuánto  te quiero, tanto que hasta en mis sueños  lo grito y te digo lo mucho que te extraño mi bella provincia Chaqueña.

RAMÓN GONZÁLEZ