La salsa tzatziki tiene su origen en la antigua Grecia, donde se utilizaban ingredientes frescos y ligeros para acompañar carnes, panes y vegetales. Se elaboraba principalmente con yogur de oveja o cabra, pepino, ajo y hierbas, buscando un aderezo fresco y digestivo que equilibrara la intensidad de los platos principales.

Su nombre, “tzatziki”, proviene del turco cacık, que a su vez tiene raíces en el idioma persa, reflejando la influencia de la cocina del Medio Oriente en la región mediterránea. Durante siglos, el tzatziki se convirtió en un acompañamiento clásico de la gastronomía griega, especialmente para gyros, souvlakis y carnes a la parrilla, aportando frescura, cremosidad y un sabor ligeramente ácido.

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Con el tiempo, esta salsa se popularizó internacionalmente como emblema de la cocina mediterránea, y hoy se encuentra tanto en restaurantes griegos tradicionales como en preparaciones caseras en todo el mundo, manteniendo su esencia: un equilibrio perfecto entre yogur cremoso, pepino fresco y ajo aromático.

Ingredientes:

• 250 g de yogur griego natural

• 1 pepino mediano

• 2 dientes de ajo picados

• 1 cucharada de aceite de oliva

• 1 cucharadita de vinagre o jugo de limón

• Sal y pimienta a gusto

• Opcional: eneldo fresco picado

Preparación:

1. Pelar y rallar el pepino, escurrir el exceso de agua.

2. Mezclar el pepino con el yogur, ajo, aceite de oliva y vinagre o jugo de limón.

3. Condimentar con sal, pimienta y eneldo al gusto.

4. Refrigerar al menos 30 minutos para que los sabores se integren.

En qué comidas se usa:

El tzatziki acompaña gyros, souvlakis, carnes a la parrilla, falafel y pan pita. También se puede servir como dip para vegetales crudos o como salsa fresca sobre ensaladas, aportando un toque mediterráneo, refrescante y saludable a cualquier preparación.