Ariel “Guille” Cantero, de 37 años, líder de la banda criminal Los Monos, fue condenado nuevamente y ya acumula un total de 139 años de prisión por delitos que incluyen narcotráfico, homicidios, amenazas, asociación ilícita y atentados a balazos. Este lunes aceptó un juicio abreviado que le sumó 7 años más por extorsionar al propietario de la firma de quinielas “El Califa”, a quien su organización exigió el pago de 1,5 millones de dólares bajo amenazas.

La investigación determinó que las extorsiones fueron coordinadas desde el penal federal de Marcos Paz, donde Cantero cumple condena. Según los fiscales Federico Rébola, Juliana González y César Pierantoni, el jefe narco utilizaba el teléfono fijo del pabellón para comunicarse con Daiana Micaela “La Diabla” Leguizamón, quien triangulaba las llamadas con los autores de las amenazas. Leguizamón, con arresto domiciliario en San Nicolás por causas de narcotráfico, era un nexo clave para organizar los ataques.

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El hostigamiento comenzó entre 2021 y 2022, cuando Mariana Ortigala —ex testigo clave contra el narco rival Esteban Alvarado y señalada por actuar como informante irregular del Ministerio Público de la Acusación— abordó al empresario en un gimnasio junto a su pareja. La víctima se negó a pagar, y en represalia, varias sucursales de su cadena fueron atacadas con bombas molotov y disparos, mientras se dejaban notas intimidatorias.

En 2023, Los Monos retomaron la presión, esta vez bajo las órdenes del preso Brian Díaz, hermano de Maximiliano “Cachete” Díaz, implicado en el homicidio frente al casino City Center. Dos agencias de quiniela, en los barrios Pichincha y Echesortu, fueron incendiadas como parte de esta nueva embestida.

Aunque la acumulación de condenas de Cantero alcanza los 139 años, el Código Penal argentino establece un tope efectivo de 50 años de prisión. Desde Marcos Paz, el capo narco también protagoniza episodios insólitos: presentó más de diez hábeas corpus afirmando autopercibirse mujer, lo que según la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, habría buscado ampliar su lista de visitantes. Entre otros reclamos, exigió que la temperatura de su celda y la ropa provista por el Servicio Penitenciario Federal se ajustaran a su talla y a las condiciones climáticas.

Todo ocurre en medio de una compleja situación de violencia en Rosario. Si bien el Plan Bandera impulsado por el gobernador Maximiliano Pullaro y Bullrich logró una reducción inicial de delitos, las cifras volvieron a preocupar. Con el crimen de María Florencia González el último fin de semana, el departamento rosarino registra 80 homicidios en lo que va del año, una cifra que mantiene en alerta a las autoridades.