La salsa de anchoas, tomate y cebolla es una combinación clásica del Mediterráneo, nacida del ingenio popular para aprovechar ingredientes simples pero intensos. Aunque no tiene una historia tan formalizada como otras salsas consagradas, su origen se vincula especialmente con la tradición culinaria del sur de Italia y algunas regiones costeras de España y Francia.

Las anchoas, conservadas en sal o aceite, han sido durante siglos un recurso esencial en las costas del Mediterráneo por su larga vida útil y su sabor umami. Al mezclarlas con cebolla caramelizada y tomate —ingredientes disponibles en casi cualquier despensa—, se obtenía una salsa sabrosa, económica y de gran profundidad de sabor.

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Esta preparación ganó popularidad en hogares humildes donde se necesitaban platos contundentes, fáciles y que acompañaran bien a las pastas, panes o incluso pescados. En Italia, puede encontrarse como una variante rústica de la salsa "alla puttanesca", y en España, se asemeja a algunas bases para guisos o salsas de pescado.

Hoy sigue siendo una receta valorada por chefs y cocineros caseros, tanto por su potencia gustativa como por su versatilidad y bajo costo.

Ingredientes:

• 5 filetes de anchoas en aceite

• 1 cebolla grande

• 2 dientes de ajo

• 4 tomates perita maduros o 1 lata de tomates triturados

• 3 cucharadas de aceite de oliva

• Sal y pimienta a gusto

• Ají molido (opcional)

• Albahaca fresca (opcional)

Preparación:

1. Cortá la cebolla en pluma y cocinala en el aceite de oliva a fuego medio hasta que esté bien tierna.

2. Sumá los ajos picados y las anchoas. Remové hasta que se deshagan.

3. Incorporá los tomates picados (o triturados), salpimentá y cociná a fuego bajo unos 15-20 minutos.

4. Si te gusta el picante, agregá un poco de ají molido.

5. Al final, podés sumar albahaca fresca picada.

La salsa de anchoas, tomate y cebolla se suele usar en platos que buscan un sabor profundo, salado y con un toque umami. En la cocina argentina y mediterránea, suele acompañar:

• Pasta: Ideal para fideos largos como spaghetti o linguini, ya que la salsa se adhiere bien y aporta mucho sabor sin necesidad de queso.

• Bruschettas o pan tostado: Como aperitivo o entrada, sobre pan crocante, esta salsa tibia realza cualquier picada.

• Carnes blancas: Acompaña muy bien al pollo o conejo, especialmente si se cocinan a la plancha o al horno.

• Pescados: Es una gran aliada de pescados suaves como la merluza, ya que les aporta sabor sin opacarlos.

• Arroz o cuscús: Puede servirse como guarnición sabrosa para platos de arroz blanco o cuscús, con un perfil muy mediterráneo.

Es una salsa rústica, potente y rendidora, ideal para platos sencillos que necesitan un golpe de sabor.