Platense sigue escribiendo su propia epopeya. A Racing lo bajó en el Cilindro. A River, en el Monumental. Y ahora, en el Día de la Patria y en su 120° aniversario, dejó afuera a San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro, transformado por una tarde en embajada compartida entre Vicente López y el viejo Saavedra. El equipo de Favio Orsi y Sergio Gómez se impuso por 1 a 0 con un golazo de Franco Zapiola y se metió en la final de la Copa de la Liga, donde se medirá con Huracán en Santiago del Estero.

Pragmático, ordenado y con un compromiso colectivo que no negocia, Platense volvió a demostrar que no necesita del brillo para imponerse. Blindado en defensa, preciso en los momentos clave y liderado por un cuerpo técnico que planifica cada detalle, dejó en el camino a otro gigante y se ilusiona con alcanzar su primera estrella en la era profesional.

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San Lorenzo lo buscó con más voluntad que claridad, pero se topó con un rival que supo anular sus intentos y golpear en el momento justo. La potencia de Zapiola, la firmeza de Vázquez y Salomón, el despliegue de Picco y Mainero, más el desequilibrio de Taborda, fueron piezas clave en un esquema que no admite fisuras.

La campaña del Calamar es una reivindicación del trabajo silencioso, del esfuerzo como bandera y de una idea de equipo que se sostiene en la convicción. A cuatro años de su regreso a Primera, Platense sueña con un título que lo haga eterno. En mayo, como aquel 25 fundacional, va por su revolución definitiva.