Ubicada en el departamento homónimo, La Caldera conserva una identidad serena y hospitalaria que enamora a quienes la visitan. Su nombre proviene de una antigua hacienda colonial y de la forma geográfica de su valle, que recuerda a una caldera natural rodeada por las montañas verdes de las Sierras Subandinas. El entorno es húmedo y fértil, con una vegetación exuberante que contrasta con los paisajes más áridos del resto de la provincia.

Uno de sus principales atractivos es el dique Campo Alegre, un embalse rodeado de cerros donde se practican actividades como kayak, pesca deportiva, senderismo y avistaje de aves. El espejo de agua, especialmente al amanecer o al atardecer, ofrece postales únicas que invitan a la contemplación y el descanso. También es un punto elegido por deportistas y aficionados para realizar travesías en bicicleta o a pie, en contacto con la naturaleza.

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El casco urbano del pueblo conserva su aire colonial, con calles tranquilas, casas bajas y una plaza central que funciona como centro de la vida social. Allí se destacan la iglesia de San José, construida en el siglo XVIII, y el antiguo convento jesuítico, testimonio del paso de las órdenes religiosas por la región. La Caldera forma parte del circuito turístico del norte salteño, junto a localidades como Vaqueros y San Lorenzo, todas a corta distancia de la capital provincial.

La vida cultural también tiene un lugar destacado. A lo largo del año se celebran ferias artesanales, fiestas patronales y festivales folclóricos que reúnen a artistas locales y visitantes en un clima de comunidad. La gastronomía regional, con empanadas, tamales, humitas y dulces caseros, acompaña la experiencia con sabores típicos del noroeste.

Gracias a su cercanía con la ciudad de Salta, su belleza natural y su tranquilidad, La Caldera se ha consolidado como un destino ideal para el turismo de cercanía, de fin de semana o de estadías prolongadas orientadas al descanso. Es, en definitiva, un lugar donde se respira paz, donde el verde domina el paisaje y donde la tradición se mezcla con la calidez de su gente.