SOCIAL
18 de enero de 2025
Consumo de carne en 2024: el peor registro en 104 años mientras las exportaciones baten récords
El consumo interno cayó casi un 10% y se ubicó en niveles similares a los de principios del siglo XX. En contraposición, las exportaciones de carne crecieron un 9,8% respecto a 2023.
El consumo de carne vacuna en Argentina registró en 2024 su peor marca en 104 años, alcanzando apenas 47,7 kilos por habitante, según un informe de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados (Ciccra). Este número no solo representa una caída del 9% respecto a 2023, sino que lo posiciona como el segundo nivel más bajo desde el inicio de las mediciones en 1914, superando únicamente el récord negativo de 1920, cuando se registraron 46,9 kilos.
El contexto económico y social resulta determinante para entender esta crisis en el consumo interno. “Los argentinos estamos dejando de comer carne, algo que parecía impensado años atrás”, expresó una fuente del sector cárnico, que señaló como causa principal la pérdida de poder adquisitivo. La caída de los ingresos, agravada por la inflación récord que alcanzó un 122,1% interanual en 2024, dejó a millones de familias fuera del acceso a este alimento históricamente central en la dieta nacional.
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Mientras los argentinos ven restringido el consumo, las exportaciones de carne vacuna alcanzaron un récord histórico: 936.100 toneladas de res con hueso, un 9,8% más que en 2023. Este crecimiento se produjo a pesar de una caída del 3,4% en la producción total, que fue compensada por un aumento en el peso promedio de los animales faenados. “Mientras la carne viaja al exterior, acá en casa se hace cada vez más difícil llevarla a la mesa”, reflexionó un comerciante de barrio, quien aseguró que las ventas en su carnicería cayeron un 20% en comparación con el año anterior.
Los precios de los cortes de carne vacuna reflejaron esta desconexión entre oferta y demanda local. Según datos del INDEC, en diciembre de 2024 los cortes más populares registraron incrementos mensuales superiores al promedio general de alimentos. El asado lideró las subas con un alza del 18,4%, seguido por el cuadril (12,5%), la nalga (12,4%) y la carne picada común (7,4%). Este salto en los precios de la carne vacuna contrastó con el comportamiento de otras proteínas, como el pollo entero, que aumentó un 4,4% en el mismo período.
El panorama actual recuerda a principios del siglo XX, cuando el país era económicamente dependiente del Imperio Británico y gran parte de la producción ganadera se destinaba al mercado externo, dejando a las mayorías populares con un consumo restringido. “Es un déjà vu histórico. Aquella Argentina oligárquica que exportaba carne mientras su gente sufría hambre parece haber vuelto, ahora bajo otros nombres y contextos”, apuntó un historiador especializado en economía agropecuaria.
La caída del consumo interno no solo impacta en las costumbres alimenticias, sino también en la identidad cultural de un país que se enorgullece de ser uno de los mayores consumidores de carne del mundo. Con este nuevo récord negativo, el escenario refleja una desigualdad cada vez más profunda entre la producción para exportación y el acceso local a un producto que alguna vez fue un símbolo de abundancia nacional.
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