La salsa mexicana, también conocida como pico de gallo, es un acompañamiento icónico de la gastronomía mexicana que tiene raíces profundas en la tradición culinaria del país. Su nombre hace referencia tanto a sus colores vivos, que recuerdan la bandera de México (verde, blanco y rojo), como a una posible conexión con la forma en que antiguamente se comía pellizcando los ingredientes, similar al "pico" de un gallo.

Aunque no se conoce un origen específico, esta salsa es parte de las prácticas culinarias prehispánicas, cuando los ingredientes básicos como jitomates (tomates rojos), chiles y hierbas aromáticas ya formaban parte de la dieta diaria. Los pueblos indígenas combinaban estos elementos frescos con otros como maíz o aguacate, creando mezclas nutritivas y sabrosas.

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Con la llegada de los españoles en el siglo XVI, la introducción de la cebolla, el cilantro y los cítricos (como el limón) enriqueció las recetas, dando lugar a la versión moderna del pico de gallo. Desde entonces, esta salsa se ha mantenido como un símbolo de la frescura y sencillez de la cocina mexicana, adaptándose a distintas regiones del país.

Ingredientes:

• 3 jitomates maduros (tomates en Argentina)
• 1 cebolla mediana
• 1-2 chiles (ajies) serranos o jalapeños 
• 1 manojo pequeño de cilantro fresco
• Jugo de 1 limón
• Sal al gusto

Preparación:

1. Corta los ingredientes: Pica finamente los jitomates, la cebolla, los chiles y el cilantro.
2. Mezcla: Coloca todos los ingredientes picados en un tazón.
3. Sazona: Añade el jugo de limón y sal al gusto. Mezcla bien.
4. Refrigera y sirve: Deja reposar unos minutos para que los sabores se integren. Sirve como acompañamiento de tus platillos favoritos.

El pico de gallo, o salsa mexicana, es extremadamente versátil y puede usarse en una amplia variedad de comidas para aportar frescura y un toque vibrante. Aquí tienes algunas ideas:

Tacos: Es el acompañamiento clásico para tacos de carne asada, pescado, pollo o al pastor.

Quesadillas: Sirve como complemento fresco y sabroso.

Totopos o nachos: Úsalo como dip para tus totopos, solo o combinado con guacamole.

Burritos y fajitas: Aporta jugosidad y frescura.

Carnes asadas: Perfecto para acompañar cortes de res, cerdo o pollo a la parrilla.

Costillas: Añade un toque fresco a las costillas a la barbacoa.

Pescados y mariscos: Ideal para complementar camarones, ceviche o pescado a la plancha.

Huevos rancheros: Como topping para este clásico desayuno mexicano.

Omelets: Agrega un poco de pico de gallo para realzar el sabor.

Hamburguesas: Sustituye o complementa al tomate y la lechuga con esta salsa.

Ensaladas: Úsalo como topping o como base para ensaladas frescas.

Platos de arroz: Combina bien con arroz blanco, arroz rojo o arroz con frijoles.

Sopas: Sirve una cucharada sobre sopas de tortilla o caldos ligeros para darles un toque extra.

El pico de gallo añade textura, frescura y un equilibrio entre acidez, dulzura y picante a cualquier comida.