Los hogares argentinos enfrentan uno de los peores años en términos de consumo masivo. En octubre, la caída alcanzó un 20,4%, completando diez meses consecutivos de retrocesos, según el informe de la consultora Scentia. “Los tarifazos del Gobierno, que duplicaron a la inflación, quitaron a las familias el excedente que usaban para comprar productos básicos”, señala el reporte, que proyecta un 2024 con cifras históricamente bajas.

El consumo básico, aquel que incluye alimentos, bebidas y artículos esenciales, no logra recuperarse. Desde diciembre de 2023, cuando la devaluación disparó los precios, la curva ha sido consistentemente negativa, con picos de derrumbe en abril (-13,7%) y septiembre (-22,3%).

Mientras los mercados especulativos reportan ganancias millonarias, las familias ven cómo su poder adquisitivo se reduce drásticamente. Octubre dejó números rojos en todos los canales de venta: las grandes cadenas de hipermercados sufrieron una caída del 20,7%, mientras que los comercios barriales y almacenes pequeños retrocedieron un 20,2%.

“Esta crisis no tiene precedentes”, subraya el informe. Ni siquiera el cambio de canales de consumo, típico en otras crisis, pudo amortiguar el golpe.

Con las fiestas de fin de año a la vista, los meses de noviembre y diciembre, habitualmente marcados por un repunte en las ventas, no prometen alivio. “Las ventas serán incluso más bajas que en el mismo período del año pasado”, advierte el informe.

El consumo masivo, motor del gasto cotidiano de las familias, está lejos de recuperarse, y las perspectivas para el próximo año dependerán de políticas económicas que puedan revertir