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20 de mayo de 2024

Los traidores que traicionaste gozan de buena salud

Por: Carla Echichure Castro

Días turbulentos en un mundo aún más álgido de violencias y tempestades de palabras.

Diría prudencia en el señalamiento, no apresurarse en los discursivos impropios en la aseveración de que el otro "es" tal o cual cosa lleva a que al menos algunos queramos ir hasta el primer tiempo, hacia los porqués y los cómos.

Los pueblos cometen suicidio cuando se ven defraudados; lastimosamente desconfían hasta de los derechos más inalienables como la Democracia.

Cuanto menos, un solo individuo que apuesta todo en un camino político, con todo lo que eso conlleva, y en el tránsito por las orgánicas partidarias y sus castas (sí, castas, porque existen) lleva al deterioro propio y ajeno. Corría el 2009. El gobierno de entonces en Argentina bloquea casi en su totalidad el envío de fondos a la provincia de Buenos Aires, el territorio más grande y con mayor volumen poblacional. Quien fuera entonces Gobernador, Daniel Scioli, se encuentra en la encrucijada de seguir en la línea política con la que llegó siendo Vicepresidente (2003) junto a un ignoto Gobernador, Néstor Kirchner, al que el ex motonauta sumó el plus del conocimiento nacional, o fraccionar el poder.

Mientras el núcleo duro nacional preanunciaba una traición, el Gobernador de la provincia se embarca en una lista testimonial junto al mismo Kirchner y todo queda en el traidor que finalmente no traicionó. En 2015, al final del gobierno de Cristina, y con Scioli como candidato a Presidente, se desarrolló una campaña atípica en el Peronismo, donde el poder en gestión abandonó el territorio por completo al candidato sin sonrojarse ni ocultarlo. ¿Podemos elucubrar que preferían una gestión opositora a una propia? ¿Será que solo es propio aquel que presume apellido o ADN político sectorial? ¿Dónde quedan entonces los liderazgos naturales y las expresiones de la militancia?

¿Dónde encuadramos la militancia, que es el engranaje de todo movimiento político, los que no solo salen a buscar el voto, sino que son aquellos que día a día proveen a compañeros y vecinos de las necesidades básicas: alimento, medicinas, trámites, comedores, material de educación, construcciones, canchitas, abrigo, etc.? Como gusten, militantes sociales, políticos de todas las banderas, universitarios, de distintas edades, clases, géneros. Son ellos los que más aportan y los menos escuchados y valorados a la hora de las decisiones o lugares.

Repasemos rápido: 2017, embestida política del gobierno de Macri contra CFK. Salieron voces a manifestarse mientras otros se escondieron para pasarla un poco mejor. Entre los que pusieron la cara mediáticamente estuvo Scioli (la profecía de la traición caía una vez más).

2019: CFK unge a Alberto Fernández, casualmente otro señalado de traidor por el mismo sector, el núcleo del kirchnerismo paladar negro. Al poco tiempo de llegar al poder, se fractura en dos el entonces FPV devenido en Todos y regresa otro actor antes señalado de traidor también: Sergio Massa.

El 2023 corre la misma suerte: traidores y traicionados todos en el mismo lodo y manoseados. Se elaboran listas a dedo sin participación de ningún dirigente de base real.

Caminaron a un paso el Embajador Scioli y la Ministra Tolosa Paz como candidatos a Presidente y Gobernadora, pero no llegaron a destino tras arduas negociaciones que a la vista beneficiaron a la segunda, dejando al candidato solo y destratado. Días más tarde, se elige por "unanimidad" a Sergio Massa como candidato a Presidente.

En las elecciones más estrafalarias de la vuelta de la democracia, una vez más, Cristina da un diagnóstico adelantado y exacto de que sería una elección de tres tercios. Innegable lucidez de la ex mandataria, estratega y con un manejo único de la política nacional y mundial. Por resultado, un ex panelista de programas de actualidad que había obtenido una banca de Diputado Nacional, economista, actor, Javier Milei, llega a la presidencia acompañado por quienes pierden la contienda quedando terceros el PRO. Con Milei llega además un sector del peronismo denostado y excomulgado: el menemismo, encarnado por los sucesores de aquella gesta que supo encarnar por 10 años Carlos Saúl Menem.

De Milei ya hemos hablado en esta columna varias veces. Lo que sí atañe a estas letras aquí volcadas hoy es lo que sucede actualmente con aquellos traidores y traicionados. Veamos: Randazzo, Pichetto, en el propio bloque en Diputados; Alberto Fernández con un pie fuera de la política; Aníbal Fernández con duras críticas a La Cámpora en medios; Moreno atrayendo el voto de la militancia no K y apoderándose del discurso peronista. Massa en lo privado con muchos funcionarios provinciales al lado de quien hoy goza de la imagen más fuerte y se vislumbra como conductor: Axel Kicillof.

Una interna que asoma y varios gobernadores negociando por la falta de coparticipación. El mencionado Scioli en las filas del mileísmo, dándole finalmente esa alegría a quienes durante década y pico preanunciaban una traición y tal vez debería evaluarse si dieron ese empujón para que suceda. Una mayor exposición de CFK que la democracia celebra y en medio la sociedad con su descreimiento y sus esperanzas tan catastróficas como la realidad.

 

Carla Echichure Castro

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