La denuncia del ataque a una militante de H.I.J.O.S. ha desatado una oleada de reacciones en la sociedad, marcando una clara división entre quienes condenan el hecho y exigen justicia, y aquellos que intentan desacreditar la denuncia.

Organizaciones de derechos humanos como el CELS y Abuelas de Plaza de Mayo han repudiado enérgicamente la agresión, instando a una investigación urgente por parte del Poder Judicial. Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz, ha señalado la gravedad del incidente y ha llamado a defender los valores democráticos.

Sin embargo, el gobierno libertario ha optado por cuestionar la veracidad de la denuncia, generando indignación en diversos sectores de la sociedad. Javier Milei y otros seguidores del gobierno han respaldado mensajes que sugieren que el ataque fue una maniobra para perjudicar al oficialismo, mientras que el asesor presidencial Fernando Cerimedo ha alimentado teorías de conspiración.

Ante esta situación, numerosos dirigentes políticos, sindicales y sociales han expresado su repudio y solidaridad con la militante agredida, exigiendo el esclarecimiento del hecho y el cese de los discursos de odio. Desde la CGT hasta la Cámpora, pasando por el ex presidente Alberto Fernández y el senador "Wado" de Pedro, han exigido justicia y han reafirmado el compromiso con la democracia y los derechos humanos.

En resumen, el ataque a la militante de H.I.J.O.S. ha generado una fuerte condena en la sociedad argentina, evidenciando la división entre quienes defienden los valores democráticos y quienes intentan socavarlos mediante la violencia política y el discurso de odio.