Un cabezazo fulminante de Luciano Gondou, dos intervenciones cruciales de Leandro Brey bajo los tres palos, y tres actuaciones sobresalientes de Equi Fernández, Thiago Almada y Juan Sforza, aseguraron la clasificación de la Selección Argentina Sub 23 en la contienda futbolística de los Juegos Olímpicos de París. Era imperativo vencer a Brasil en Caracas para sellar el boleto, y así se hizo, con un marcador de 1 a 0 que no dejó lugar a dudas. Si bien durante el Preolímpico el equipo dirigido por Javier Mascherano enfrentó desafíos considerables, llegando al límite en el último partido de la ronda final, en los momentos decisivos, Argentina demostró estar a la altura y alcanzó su objetivo.

Frente a un Brasil pragmático y desconcertante, que optó por esperar y lanzar contraataques, Argentina recuperó la solidez defensiva que había extraviado en encuentros anteriores contra Uruguay (3-3), Venezuela (2-2) y Paraguay (3-3). Los brasileños tampoco se prodigaron en ataque, pero cuando lo hicieron, especialmente con la entrada del incisivo John Kennedy a los 13 minutos del segundo tiempo, se encontraron con un Brey inspirado, que en apenas dos minutos desbarató sendas ocasiones de gol de Gabriel Pec y del propio Kennedy, enalteciendo tanto su propia actuación como la del equipo en su conjunto.

El momento de mayor exaltación llegó a los 32 minutos del segundo tiempo, cuando Valentín Barco desbordó una vez más por el costado izquierdo, centrando para que Gondou, quien por segunda ocasión partió desde el inicio (en siete encuentros), anotara su cuarto gol en el Preolímpico, probablemente el más trascendental. Poco antes, Mascherano había reconfigurado el equipo, sustituyendo a Cristian Medina por el incisivo Claudio Echeverri. Tras el gol, reemplazó al goleador de Argentinos Juniors por Aaron Quirós, reforzando la línea defensiva con cinco hombres.

Incluso Argentina tuvo oportunidades para ampliar la ventaja: el arquero brasileño Mykael primero le negó a Almada un tiro libre que parecía destinado a colarse en la red (otro tiro libre en el primer tiempo había impactado en el poste), y luego desvió un remate de Solari que amenazaba con perforar su arco. En la jugada final del partido, Barco, ubicado sobre la derecha y en una posición complicada, soltó un potente zurdazo que impactó en el travesaño.

En el momento crucial, los jóvenes de la Sub 23 respondieron al llamado de Mascherano y se entregaron para devolver a Argentina a los Juegos Olímpicos. El fútbol argentino obtuvo la medalla dorada en Atenas 2004 y Pekín 2008, y en ambas ocasiones, Mascherano estuvo en el terreno de juego. Este año, regresará a la competencia en París, pero en el rol de director técnico y con una misión bien definida: conquistar la tercera medalla dorada, como lo hizo en Qatar. Todo ello, ante la mirada atenta del mundo deportivo.