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3 de septiembre de 2023

YO, JUANA

Juana I de Castilla, llamada la Loca, fue reina de Castilla, Aragón y Navarra. Era hija de los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. Fue reina de Castilla durante 50 años, de 1504 a 1555 pero nunca ejerció ningún poder efectivo y fue encerrada como prisionera en una casona-cárcel en Tordesillas, primero por orden de su padre y luego por su propio hijo, Carlos I, quienes la apodaron la Loca para apartarla del trono que legítimamente le correspondía. Por este motivo permaneció encerrada durante 46 años, hasta su muerte en 1555.

Siendo apenas una adolescente fue casada con su primo lejano, Felipe el Hermoso, archiduque de Austria, con quien tuvo seis hijos. Amó profundamente a su esposo, por quien padeció grandemente de celos por sus infidelidades en vida, y de gran dolor cuando él murió. Juana era rebelde e insumisa, se manifestó escéptica con relación a la religión, no iba a misa ni se confesaba, motivo por el que fue desheredada por su madre, Isabel, en el testamento. Carolina Pons le ha dado voz a Juana, restituyendo a una mujer en el lugar de la reina loca donde la colocaron los misterios de la historia.

YO, JUANA

Yo, Juana, reina de Castilla y Aragón, necesito confesar mi verdad. Aquella que me fue negada, ultrajada, guardada por todos los que desearon mi muerte para quedarse con este trono que me consume en vida. He sido víctima de las atrocidades mayores que un ser humano pueda soportar. Dicen que estoy loca, pero ¿ quién está loco en realidad?  Me he negado desde pequeña a recibir los sacramentos de una religión que todo lo prescribe, anulando lo más poderoso de un ser, ése que habita en el alma de toda mujer. Me han quitado la posibilidad de reinar por todos y para todos los súbditos de éste, mi reino. Han querido acallar mis voces interiores y mis deseos sexuales, torturándome física y mentalmente, pero en el fondo no he perdido mi dignidad de mujer. He amado con toda mi alma, sí, a vos, Felipe, padre de mis seis hijos, el hombre al que siempre quise, el elegido de mi corazón.  He dejado mi vida en estas paredes llenas de lujo y de desprecio, pero ahora en el final de mis días, presa en estos calabozos que no tienen voz, he luchado con la fuerza de una leona enjaulada contra todos aquellos que han querido mi desgracia.

He sido víctima de las infidelidades más oscuras que un esposo pudiera cometer y que una esposa pudiera soportar, pero me queda la grandeza de haber conocido el amor y haber disfrutado en plenitud de los placeres que el cuerpo puede brindar. He sufrido en carne propia los infinitos delirios, la extrema codicia, la ambición sin límite que mi familia posee, pero entendí que es mejor morir en soledad que enajenada con poderes reales que me alejan de mi ser más auténtico y profundo.

Nunca me han vencido, porque jamás claudiqué, nunca he aceptado esta derrota como propia. He luchado con cuerpo y alma para defender todo aquello que a mi entender se aparecía como correcto y justo, aún a pesar de este encierro y tortura a la que fui sometida durante casi 50 años.

Mi voz no será acallada, aún en el final de mis días, porque he vencido a la muerte del alma.

                                          

CAROLINA PONS

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