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13 de mayo de 2023

Irene Sänger-Bredt, la niña a la que le fascinaban los cohetes

Uno de los cráteres del lado oculto de la Luna se llama Sänger o Saenger, en honor al ingeniero aeroespacial austriaco Eugen Sänger, que desarrolló su trabajo en los complicados años previos, durante y posteriores a la Segunda Guerra Mundial e hizo grandes aportaciones al desarrollo de aviones y cohetes y también a la termodinámica de líquidos y gases combustibles.

Pero como todo científico de renombre, Sänger no trabajó solo. Muchos otros investigadores colaboraron con él, entre ellos Irene Bredt, luego Irene Bredt-Sänger, una física alemana que empezó siendo una niña fascinada por los cohetes y terminó siendo la única mujer que fundó la Academia Internacional de Astronáutica y una de las pocas que tiene su nombre en la Luna, aunque en su caso sea el nombre que adoptó al casarse.

Un coche equipado con cohetes en un hangar olvidado

Irene Bredt nació el 24 de abril de 1911 en Renania, hoy Alemania, en una familia de tradición científica. Desde pequeña las referencias científicas y astronómicas estaban presentes en su día a día, en cuentos como El viaje del pequeño Peter a la Luna y películas como Mujer en la Luna. Recordaría el entusiasmo qué sintió al descubrir en un viejo hangar uno de los coches de la Opel equipados con potentes motores con los que el piloto K. Volhart alcanzó los 100 km por hora en 8 segundos, toda una hazaña para la época. Poco después Bredt se hizo con un libro sobre cohetes y fuegos artificiales.

Bredt cursó la educación primaria y secundaria en Colonia, pero cuando llegó a la universidad, su primer interés inicial por la ingeniería se había atenuado, al menos de momento, y realizó su tesis en el campo de la Física, titulada Los Espectros Röntgen de las Tierras Raras, que completó en la Universidad de Bonn en 1937.

Sin embargo, su interés por los cohetes no había desaparecido del todo y, para su primer empleo tras la universidad, se presentó a una oferta del Centro de Investigación Aeronáutica de Trauen que alguien le había comentado que podría estar relacionada precisamente con cohetes. Eugen Sänger, conocido y reputado ingeniero aeroespacial, director del centro, aprobó su contratación y desde entonces fue su colaboradora (y posteriormente, su esposa).

¿Cómo se comporta el combustible líquido en un cohete?

Irene Sänger-Bred (1974).

Su responsabilidad eran los cálculos termodinámicos de los cohetes con combustible líquido, teniendo en cuenta la presencia o ausencia de la fuerza de gravedad. En concreto, tenía que resolver los problemas que planteaba la combustión del alcohol en el oxígeno líquido. Para esto, su primera tarea fue familiarizarse con trabajos previos de Sänger sobre la cinética de gases en vuelos a alta velocidad. El resultado fue la publicación de su primer trabajo conjunto en mayo de 1938, en el que determinaban por primera vez fórmulas y cálculos esenciales de las fuerzas aerodinámicas que afectan a aeronaves a determinadas alturas de la atmósfera.

Para resolver algunos de los problemas teóricos planteados sobre la termodinámica de los gases, el siguiente cometido de Bredt se relacionó con los propios objetivos del centro de investigación, que tenían que ver con desarrollar grandes cohetes con motores de enorme potencia y realizar pruebas para distintas variantes de cohetes y aviones. De nuevo, Bredt tuvo que ponerse al día estudiando trabajos previos de Sänger sobre la construcción y desempeño de distintos aviones y cohetes.

Un pájaro de plata en una catapulta de raíles

En febrero de 1936, Sänger firmó un contrato con la Administración Alemana para la Aviación. Como resultado, en octubre de 1938 desarrollaron un modelo a escala de un nuevo avión supersónico apodado Silvervogel (pájaro de plata), capaz de ahorrar combustible gracias a un sistema de deslizamiento sobre raíles previo al despegue. Para ello, era necesario estudiar la dinámica de fricción entre la superficie en contacto y los raíles. Esta fue una de las principales contribuciones de Bredt al proyecto, que tuvo que trabajar sin apenas referencias previas aplicables a un programa de estas características hasta el punto de que, de partida, la viabilidad de este sistema se consideró dudosa.

Irene Bredt y Eugen Sänger. Fuente: Universität Stuttgart.

De hecho, al principio Bredt intentó recopilar datos sobre dinámicas de fricción y posibilidades de lubricación para este proyecto a partir de otros trabajos y especialistas del Instituto de Investigación Técnica de Fluido de Berlín. Pero allí los valores estudiados eran mucho menores de los que requerían en Trauen. Bredt y Sänger desarrollaron un nuevo modelo de pruebas, una espiral de acero con un dispositivo que se podía lanzar hasta a 800 metros por segundo. Los experimentos que llevaron a cabo en 1939 demostraron que sí era posible construir la catapulta que habían modelado y alcanzar en ella velocidades de 500 metros por segundo si los raíles estaban adecuadamente construidos, pulidos y lubricados.

A finales de 1939 la Luftwaffe, la fuerza aérea alemana, dio la orden de orientar todo el trabajo al esfuerzo de la guerra, y con ello el pájaro de plata se convirtió en un proyecto secreto de alta prioridad con el objetivo de desarrollar un bombardero de largo alcance. Hubo que llevar a cabo trabajos añadidos sobre trayectorias de misiles, impactos de balística y otras medidas ofensivas y defensivas. El informe técnico final fue emitido por Sänger y Bredt en 1941, en plena Segunda Guerra Mundial.

La única mujer que fundó la Academia Internacional de Astronáutica

Tras la guerra, Bredt quedó en la parte de Alemania bajo control del ejército francés, y tanto ella como Sänger fueron invitados en 1946 por el Ministro de Aviación galo a trabajar en el Arsenal de Aeronáutica de París-Chatillon. En 1951 se casaron, y hasta 1954 ella fue también consultora de ingeniería de la francesa Compañía Manufacturera de Cohetes MATRA.

Junto a su marido, Bredt sugirió una nueva solución para la cámara de combustión de los cohetes, equipada con canales de enfriamiento, y también desarrolló un mezclador de gases de combustión de alta presión. Diseñaron un dispositivo capaz de utilizar el efecto Doppler para determinar con precisión la temperatura y velocidad de movimiento de los gases en combustión e hicieron muchas más aportaciones al campo de la ingeniería de motores y termodinámica de gases y combustibles.

En 1954 ambos volvieron a Alemania, ya que Sänger iba a dirigir el nuevo Instituto de Física y Propulsión a Reacción de Alemania, en Stuttgart. En trabajos conjuntos desarrollaron el concepto del cohete de propulsión fotónica, que consideraban que podría ser uno de los motores que impulsase la exploración espacial.

En 1959 participó en la fundación de la Academia Internacional de Astronáutica. Fue la única mujer en ese momento.

 

Referencias

 

Sobre la autora

Rocío Benavente (@galatea128) es periodista.

Fuente: Irene Sänger-Bredt, la niña a la que le fascinaban los cohete

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