CIENCIA Y TECNOLOGíA
10 de abril de 2022
Residuos sólidos marinos: buscando soluciones a una problemática ambiental multifactorial
Es a partir de un convenio que firmaron el CONICET y el Instituto de Conservación de Ballenas y que tiene por objetivo final buscar soluciones conjuntas para una problemática que afecta al ecosistema marino-costero de Chubut
Caminar por una playa de Chubut y encontrarse con un cajón de pescado a orillas del mar es una imagen indeseada aunque frecuente. Sin dudas se trata de una postal que ha planteado una preocupación ambiental. Esos cajones, que quedan a la deriva en el mar y terminan su recorrido en las costas son parte de la basura plástica marina que se encuentra en el mar o en las costas de Argentina.
Con el propósito de buscar respuestas a esta problemática, la ONG Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) desde el año pasado inició un proyecto en articulación con el Centro Nacional Patagónico, (CCT CONICET- CENPAT) en dos instancias de vinculación científica.
La primera –ya finalizada y gestionada por la Oficina de Vinculación Tecnológica del CCT CONICET-CENPAT- fue una asesoría a través de un Servicio Tecnológico de Alto Nivel (STAN) que realizó Diego González Zevallos del Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas (CCT CONICET-CENPAT). Tuvo por objetivo entender las causas que llevan a la pérdida de cajones de pesca y otros materiales operativos. Este año se inició la segunda instancia a través de un convenio de asistencia técnica que contó con el respaldo de la Gerencia de Vinculación Tecnológica del CONICET, y tiene como objetivo caracterizar y determinar el volumen de los residuos sólidos generados a bordo de la Flota Amarilla de Rawson.
Para el ICB, que hace más de 25 años lleva adelante el Programa Investigación Ballena Franca Austral en Chubut, motivó la articulación con el CCT CENPAT- CONICET el hecho de que en las costas de la Provincia de Chubut –particularmente las de Península Valdés, donde llevan adelante sus estudios-, la acumulación creciente de cajones de pescado y otros residuos plásticos que provienen de los buques pesqueros y que, a través de las corrientes marinas, llegan al litoral marítimo. Los impactos son variados y abarcan al ecosistema marino y costero en general incluyendo a la fauna en general con consecuencias no deseadas tanto para la vecina/o que disfruta de las playas como en la actividad turística.
“El problema de la basura plástica marina es global en su escala e intergeneracional en su impacto. Por un lado, pareciera un problema comparativamente simple ya que la basura es algo tangible y es el resultado del comportamiento humano en relación a sus hábitos de producción y consumo. Pero por otro lado, es extraordinariamente complejo, con múltiples causas y factores que se combinan. Al igual que con otros problemas ambientales complejos, no es posible aplicar una sola solución. De hecho, el problema de la basura marina comprende a todas las dimensiones incluyendo las sociales, económicas, políticas y ambientales. La iniciativa en la cual enfocamos el plan de trabajo se lleva a cabo incluyendo al personal embarcado quienes representan a uno de los eslabones de la sociedad civil al cual debe brindarse las herramientas de formación y capacitación necesarias que permitan dimensionar la problemática en sus diferentes escalas y fomentar el cambio”, comenta González Zevallos.
Debido a este último aspecto que señala el investigador, el trabajo contempla entrevistas y encuestas a personal embarcado en la Flota Amarilla, como así también la incorporación de metodologías cualitativas y cuantitativas que permitan clasificar y dimensionar el volumen de la basura generada a bordo. La idea es poder estandarizar la metodología de muestreo de manera que pueda ser replicada en flotas pesqueras de otras provincias para lograr mejores gestiones integrales y sectoriales de la basura en los puertos y soluciones a escala provincial.
Siguiendo la ruta de los cajones
“Como resultado de la asesoría del González Zevallos, contamos con un detallado informe que nos permitió dar seguimiento al circuito de los cajones de pescado para entender cuáles son las circunstancias en donde se generan las pérdidas, las cuales provocan que, a través de las corrientes, estos lleguen a las costas y luego se vayan rompiendo, degradando y contaminando, principalmente las costas chubutenses. Nuestro objetivo es poder proponer soluciones positivas para evitar que estos cajones y otros materiales operativos perdidos, contaminen las costas chubutenses”, explica Roxana Schteinbarg, cofundadora del Instituto de Conservación de Ballenas
Por su parte, el investigador González Zevallos, agrega: “La pérdida de cajones se relacionan a las condiciones meteorológicas adversas en el trabajo a bordo y a factores operacionales propios de la pesca como la carga y descarga en el puerto. Dicha pérdida es indeseada para el personal embarcado y señalada como negativa por la opinión pública”.
“Estamos abordando la problemática por diversos frentes, porque para proteger a las ballenas y la fauna marina en general, necesitamos un océano sano y eso significa libre de plásticos que lo contaminen. Esta es la punta del iceberg y continuaremos articulando con todos los sectores involucrados y en este sentido contar con el CONICET es clave para tener un mejor entendimiento“, concluye Schteinbarg.
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