El temporal que golpeó con fuerza a Bahía Blanca dejó un panorama desolador: calles anegadas, viviendas bajo el agua, automóviles arrastrados y el colapso de hospitales e instituciones públicas. La Municipalidad dispuso la suspensión total de actividades y pidió a los vecinos no salir de sus hogares.

Según los últimos informes, las lluvias acumuladas superaron los 260 milímetros, provocando inundaciones en distintos puntos de la ciudad. Si bien los organismos oficiales informaron que el pico de la tormenta ya pasó, advirtieron que las precipitaciones continuarán durante la jornada.

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El Hospital Penna, el principal centro de salud de la región, sufrió graves anegamientos. La inundación obligó a evacuar el área de Neonatología, donde bebés y madres fueron trasladados a sectores superiores. En el estacionamiento, ambulancias y vehículos particulares quedaron sumergidos hasta el nivel de las puertas.

Los barrios periféricos fueron los más afectados, con casas donde el agua alcanzó hasta metro y medio de altura, mientras que en el centro la situación no es mejor: calles convertidas en ríos y vehículos flotando en la corriente. Las localidades de Coronel Rosales, Monte Hermoso y Patagones también sufrieron daños, aunque el impacto más fuerte se registró en Bahía Blanca.

La Municipalidad, encabezada por el intendente Federico Susbielles, activó el Comité de Crisis y habilitó centros de evacuación en distintos puntos de la ciudad. Además, Defensa Civil, la policía y bomberos trabajan en los rescates, mientras que Prefectura Naval y Gendarmería están en alerta para colaborar.

El transporte público quedó totalmente cancelado, al igual que las clases en todos los niveles educativos. La Universidad Nacional del Sur suspendió sus actividades académicas, y centros de día, clubes, espacios deportivos y demás instituciones también cerraron sus puertas.

Las autoridades reiteraron el pedido de extremar las precauciones: evitar la manipulación de cables, no transitar por calles anegadas y abstenerse de realizar tareas de limpieza en la vía pública. Mientras tanto, la ciudad sigue bajo el agua, esperando que lo peor ya haya pasado.