En un clima de alta tensión y con un Congreso blindado por un fuerte operativo de seguridad, miles de personas se movilizaron este miércoles para respaldar la histórica marcha de jubilados y manifestarse contra el ajuste del gobierno de Javier Milei. A pesar de las amenazas, la presencia policial y la estigmatización en los medios oficiales, la protesta transcurrió en paz, sin caer en provocaciones.

Desde temprano, organizaciones de jubilados, gremios, movimientos sociales y partidos de izquierda comenzaron a concentrarse en la Plaza de los Dos Congresos. La postal contrastó con la escena de la semana pasada, cuando la manifestación fue brutalmente reprimida, dejando varios heridos, entre ellos el fotoperiodista Pablo Grillo. Su imagen estuvo presente en carteles y pancartas que reclamaban justicia.

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“Con estas jubilaciones no se puede vivir. Yo quisiera que alguno de todos estos que nos niegan intentara hacerlo con esta plata”, expresó Roberto, del Plenario de Trabajadores Jubilados. El reclamo se centró en la defensa del sistema previsional, el acceso a medicamentos gratuitos y el rechazo a la eliminación de la moratoria. En la misma línea, Silvia, jubilada que cobra la mínima, fue contundente: "Nos quieren muertos, pero vamos a seguir en la calle".

La protesta se mantuvo ordenada y sin incidentes hasta pasadas las 17, cuando desde un altavoz en la multitud se informó que la Cámara de Diputados había aprobado el DNU que convalida el acuerdo con el FMI. Lejos de dispersarse, la respuesta fue inmediata y espontánea: "La Patria no se vende", corearon miles de manifestantes.

En el escenario montado en la plaza, Nora Biaggio, referente de las organizaciones de jubilados, sentenció: “Nos reprimieron, nos quisieron callar, pero las calles son nuestras”. En ese marco, la presencia de efectivos comenzó a aumentar cerca del vallado, pero la multitud evitó cualquier confrontación. Varios dirigentes de movimientos sociales llamaron a preservar la protesta pacífica y denunciaron la presencia de infiltrados que intentaban provocar incidentes.

Entre los pocos dirigentes políticos presentes, el ministro de Infraestructura bonaerense, Gabriel Katopodis, cuestionó la respuesta del Ejecutivo: "Cuando amenaza y reprime es porque no le asiste la razón. Milei no tiene mandato para pegarle un palazo a nuestros viejos". En tanto, la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, subrayó: "Intentar meter miedo para frenar la protesta atenta contra la democracia. No hay que acostumbrarse a perder calidad de vida".

Con el avance de la noche, los manifestantes comenzaron a desconcentrarse sin que se registraran enfrentamientos. En el aire quedó la sensación de un triunfo simbólico: aunque el Gobierno logró aprobar su DNU en el Congreso, perdió en la calle, donde la protesta se sostuvo sin ceder a la intimidación.