El hospital público provincial Victorio Tetamanti, en Mar del Plata, realizó dos cirugías cardíacas de altísima complejidad que lograron salvar la vida de Lian y Pilar, dos bebés diagnosticados con cardiopatías congénitas al poco de nacer. Ambos casos requirieron intervenciones a corazón abierto que implicaron detener el órgano y reemplazar su función con una bomba extracorpórea durante más de cinco horas.

Las cardiopatías congénitas afectan a 1 de cada 100 recién nacidos y figuran entre las principales causas de mortalidad infantil. Sin embargo, el equipo del Tetamanti, con más de 15 años de experiencia en este tipo de procedimientos, marcó un nuevo hito al alcanzar las 750 cirugías cardiovasculares realizadas.

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Carlos Vázquez, jefe de Cirugía Cardiovascular del hospital, explicó que “estas malformaciones pueden diagnosticarse desde la semana 20 del embarazo, lo que permite planificar nacimientos en centros especializados como el nuestro, que cuenta con los recursos necesarios para intervenir de inmediato”.

El caso de Pilar, de General Lavalle, fue un desafío inesperado. Su mamá, Celeste, relató cómo, tras un embarazo aparentemente normal, la bebé se descompensó a los dos días de nacida: “Se puso morada y nos dijeron que la única posibilidad de salvarla era trasladarla al Tetamanti, pero el viaje era muy riesgoso”. Pilar llegó al hospital en estado crítico y fue operada de urgencia. Según Vázquez, “tenía la arteria aorta interrumpida y un orificio entre las cavidades inferiores del corazón. Logramos restablecer el flujo y cerrar el defecto en una bebé que pesaba menos de tres kilos”.

Celeste recuerda las seis horas de cirugía como las peores de su vida: “Lloré sin parar, temía lo peor, pero los médicos nos dieron la noticia de que todo había salido bien. Siempre estaremos agradecidos por la calidez humana que recibimos”. Ahora, Pilar se recupera en pediatría y su mamá espera el alta con la esperanza de regresar a casa junto a su familia.

Lian, en cambio, fue diagnosticado durante el embarazo de su mamá Maia, de 19 años, gracias a una ecografía de rutina. “Me dijeron que su corazón no estaba bien y no paré de llorar”, contó Maia, quien fue derivada al Tetamanti para planificar una cesárea y la cirugía inmediata.

El diagnóstico prenatal permitió reducir riesgos en un cuadro muy complejo. Según Vázquez, “Lian tenía una arteria pulmonar no desarrollada y un único ventrículo. Requirió una anastomosis sistémica pulmonar, una conexión entre una arteria y las ramas pulmonares. Aunque necesitará dos cirugías más, podrá llevar una vida prácticamente normal”.

El equipo multidisciplinario del Tetamanti, compuesto por más de 40 profesionales, no solo se ocupa de las cirugías sino también de la contención integral de las familias. Ramiro Pellicciari, otro de los cirujanos cardiovasculares, destacó que “también participan especialistas en salud mental, trabajo social y logística, porque estas situaciones son extremadamente estresantes”.

Además, el hospital organiza reuniones entre familias que atravesaron experiencias similares para generar redes de apoyo. “Creemos en un abordaje integral de la salud, que contemple tanto lo físico como lo emocional”, concluyó Vázquez.

Hoy, Lian y Pilar son ejemplos de esperanza, y sus mamás, Maia y Celeste, aguardan con ilusión el momento de llevarlos a casa, tras haber superado los momentos más difíciles.