A 2.100 metros sobre el nivel del mar y a poco más de 180 km de la ciudad de Salta, Seclantás combina la tranquilidad de un pueblo detenido en el tiempo con una riqueza cultural y natural que lo convierte en una parada obligada para quienes recorren la mítica Ruta 40. Su nombre, según la tradición, proviene del cacique Seclanta, líder de las comunidades originarias que habitaron estos valles.

Reconocido como la “cuna del poncho salteño”, Seclantás es famoso por sus artesanos teleros, especialmente en la zona de El Colte, donde familias enteras mantienen viva la tradición del tejido en lana de llama y oveja. Ponchos, ruanas y tapices se elaboran en telares criollos, siguiendo técnicas transmitidas de generación en generación .

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El pueblo también destaca por su patrimonio arquitectónico. La Iglesia Nuestra Señora del Carmen, construida entre 1827 y 1835, es una joya colonial que guarda imágenes religiosas traídas desde Salta a lomo de mula. Su fachada, de líneas simples y armoniosas, refleja la influencia de la iglesia del vecino pueblo de Molinos .

Para los amantes de la naturaleza, Seclantás ofrece paisajes de una belleza singular. Las Cuevas de Acsibi, formaciones rocosas de tonos rojizos y formas caprichosas, son un destino imperdible para el senderismo y la fotografía. A pocos kilómetros, la Laguna de Brealito y el Valle de Las Cuevas completan un circuito natural que sorprende por su diversidad y colorido .

La gastronomía local es otro de sus atractivos. Platos como empanadas, tamales, humitas y chivito se acompañan con vinos artesanales como el patero y la mistela, elaborados en bodegas familiares con técnicas ancestrales .

Seclantás es, en definitiva, un destino que enamora por su autenticidad. Un lugar donde la historia, la cultura y la naturaleza se entrelazan para ofrecer una experiencia única en el corazón de los Valles Calchaquíes.