Justo cuando el Gobierno de Javier Milei comenzaba a proyectar una recuperación de la actividad económica, un dato devastador sacudió la escena: el consumo masivo en julio registró una caída histórica del 16,1% interanual, superando los peores momentos de la crisis de 2001, la pandemia, y la gestión de Mauricio Macri. Este descenso sin precedentes refleja una contracción en la demanda de los hogares que no tiene comparación con otros períodos recesivos en la historia reciente del país.

A pesar de los esfuerzos desesperados por estimular las ventas mediante descuentos con tarjetas de crédito, billeteras virtuales y promociones en supermercados, que llegan a ofrecer rebajas superiores al 30%, el consumo sigue en declive. Según cifras de la consultora Scentia, la situación en el comercio minorista empeoró en julio, registrando una baja del 16,6% en las cadenas de supermercados y del 15,5% en autoservicios independientes. Las provincias fueron las más afectadas, con una caída del 17,1% en los hipermercados y un alarmante 24,6% en autoservicios.

Los comercios coinciden en que la pérdida de poder adquisitivo, exacerbada por aumentos descontrolados en precios regulados como tarifas, combustibles, y servicios, ha sido un factor determinante en la reducción del consumo. A esto se suma la devaluación de diciembre, que elevó los precios de los alimentos y productos básicos a niveles insostenibles.

El impacto se siente en todos los rubros: la alimentación cayó un 9,6%, el desayuno y la merienda un 12,6%, y la higiene y cosmética un 20,9%. Las bebidas con alcohol cayeron un 25,2%, las bebidas sin alcohol un 23,7%, y los productos impulsivos, como golosinas y bebidas cerca de las cajas, se desplomaron un 25,5%.

Las promociones no han logrado revertir la tendencia. A pesar de los descuentos de hasta un 20% con plataformas como MODO y Mercado Pago en hipermercados, las ventas de alimentos siguen cayendo más que el índice general. La situación es aún peor en autoservicios, donde no hay acceso a promociones y las ventas caen un 15%, con escenas de miseria extrema como el pago de tickets de 6000 o 7000 pesos con tarjeta de crédito en el Conurbano.

Los datos preliminares de agosto no muestran una mejora: la primera semana del mes registró una caída del 21% en el consumo, afectando no solo a los bienes de la canasta básica, sino también a sectores como textiles, electrodomésticos y bazar, que llegan a caer hasta un 50% en ventas, incluso con planes de 12 cuotas sin interés. "El temor a consumir es notable, no hay estímulo ni certeza", lamentan los supermercadistas.

Este desplome del consumo plantea un desafío monumental para la economía argentina, dejando en evidencia que las políticas implementadas hasta ahora no han logrado frenar la crisis que afecta a millones de hogares.