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EL RECOPILADOR

30 de junio de 2022

La historia de la Hamburguesa

Por: Francisco Álvarez (El Recopilador)

Halladas a la vuelta de una esquina.
Por Francisco Álvarez –El recopilador

Dos tortas de pan  con un pastel de carne, horneadas hace cuatro mil años, acompañaban la momia de un alto dignatario egipcio, cuya tumba se descubrió  a principios del recientemente pasado siglo XX, en las cálidas arenas del viejo país del Nilo. Se trata seguramente de la primera hamburguesa de la Historia.

 

 

     De hecho, la hamburguesa es una comida antigua, cuyo origen occidental se relaciona con una práctica culinaria muy popular entre los tártaros, tribus guerreras que picaban la carne de su ganado reservando la de más baja calidad, y más dura, para elaborar con ella, una vez debidamente condimentada, los famosos filetes tártaros, conocidos hoy como “filetes rusos” en los restaurantes europeos, y que no son sino el origen remoto de la popular hamburguesa.

     Pero aquella vieja receta tártara, siendo como es el punto de partida, estaba todavía lejos del actual steak tartare, con sus alcaparras y su yema de huevo. La hamburguesa nacería en Alemania, hacia el siglo XIV. Los alemanes tenían por costumbre aromatizar aquellas carnes cuya baja calidad lo hacía necesario. Se utilizaba especias baratas, generalmente las del lugar; cocían luego la carne, una vez aderezada, y constituía este plato la comida de  los pobres. Como el lector ha podido colegir, el nombre le vino por la ciudad de Hamburgo, donde se le empezó a conocer como “filete hamburgués”. Cuando la especialidad salió de aquella gran ciudad portuaria, la receta adquirió diversos nombres, así como distintas formas de prepararla.

     A Inglaterra no llegó antes del siglo XIX. Allí, el famoso doctor J. H. Salisbury, médico reformador de la dietética, llamó la atención sobre aquel plato, recomendándolo vivamente porque según él, la carne triturada facilitaba enormemente la digestión, al tener que trabajar menos el estómago. El buen doctor consideraba que era bueno tomar carne tres veces al día, y recomendaba “tres grandes hamburguesas del tamaño de la boina de un marinero francés”. Para acompañar aquella comida no recomendaba otra cosa que un buen vaso de agua templada. Los seguidores de las doctrinas de este médico picaban cuidadosamente los filetes, y tan famosa llegó a ser la dieta del Dr. Salisbury que a la hamburguesa empezó a llamársela, en la Inglaterra del siglo XIX, Salisbury steak..

     Hacia 1880 la hamburguesa cruzó el Atlántico, y llegó a América. La portaban consigo no sólo los emigrantes ingleses, sino también los alemanes. Allí adquiría carta de naturaleza, y su nombre definitivo: hamburger steak, o simplemente hamburger, sin que sepamos la fecha exacta en que apareció este manjar menudo u ocasional, constituido por “carne picada en un panecillo de molde”. Se sabe que ya se servía, exactamente como hoy, en 1904 en la famosa Exposición Mundial de Saint Louis, en el estado americano de Misuri, donde la gente acudía a numerosos stands de comida rápida en los que la estrella del momento no era otra cosa que la hamburguesa tal y como ha llegado a nosotros, de la masiva manera que todos conocemos.

 

Fuente: Pancracio Celdrán, “Historia de las cosas”
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N.R.:  Advertencia:  Una hamburguesa que no esté perfectamente cocida puede contener una bacteria potencialmente mortal.

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